martes, 28 de febrero de 2012

Analisis de la obra de Fray Bartolomé de las Casas o Causas


Universidad Central de Venezuela
Facultad de Humanidades
Escuela de Historia










Análisis sobre la obra de Fray Bartolomé de las Casas     “Brevísima Relación de la Destruición de las Indias”








Caracas, 13 de Mayo de 2008





Primera Historiografía de América, Siglo XVI
Breve reseña biográfica de: Fray Bartolomé de las Casas o Casaus, (1484?-1566).

El Dominico Fray Bartolomé de las Casas  llegó al continente americano en el año de 1502, estableciéndose como colono en la isla la Española. Como encomendero,  participo en guerras contra los habitantes de la zona, explotando las tierras y empleando el uso de nativos para el trabajo forzado.
Un domingo de diciembre de 1511, en Santo Domingo, el Dominico Fray Antonio de Montesino durante su sermón, señalo a todo aquel que participaba de la matanza injustificada de indios, y a todo aquel que explotaba las tierras y robaba el oro indiscriminadamente. Sermoneo además a los encomenderos y oficiales de la Española, poniéndoles en claro que no recibirían la absolución en la confesión, lo que trajo consigo la prohibición de predicar a los Dominicos de la española.
Todo este sermón fue lo que produjo en Bartolomé de las Casas un arrepentimiento absoluto sobre el crimen que se cometía en contra de aquellos seres que ningún daño le hacían al los invasores (asqueroso y miserables), que con toda su desfachatez se hicieron llamar descubridores del nuevo mundo o exploradores de las nuevas tierras, nombres que han intentado durante 516 años disfrazar toda la barbarie y el (genocidio) que aquí se cometió.
Luego de que Bartolomé se ve influenciado por la orden Dominica, en 1512 viaja a la isla de Cuba como capellán. Aun así en 1514 recibe una nueva encomienda donde los mal llamados indios, trabajaban en las minas para la extracción de oro. Es a partir de este momento que de las Casas comienza paulatinamente una lucha a favor de los derechos de los indios  y en contra de los abusos que cometían los que se hacían llamar cristianos.
A partir de 1516 Fray Bartolomé se estableció en Cumaná (Venezuela) por orden de Carlos I, quien le concedió ese territorio. Es justo en ese momento cuando se pone al tanto de la crueldad y la matanza que ya tenia poco más de 17 años llevándose  a cabo  en la región. Son estas las primeras reseñas historiográficas que se tienen de Venezuela, que describen el indiscriminado acto de explotación de las perlas en la isla de Coche y Cubagua, dejando en evidencia la destrucción desmesurada allí ocasionada.  Se abocó a explicar como quemaron vivas a las tribus de la zona (técnica utilizada por estos asesinos desde que se establecieron en la Española), y como acabaron con la mayoría de los pobladores de Cumaná, el rio Yuyapari y de todo lo dominado por los españoles, para ese entonces, a lo largo del territorio venezolano.             
El Fray Bartolomé recopilo en la Brevísima Relación de la Destruición de Indias gran parte de la matanza mas grande que se halla visto en la historia de la humanidad. En 1540 en España logró que el Rey Carlos I, le permitiese presentar ante una comisión de clérigos y juristas  la Brevísima, donde expuso que “la evangelización solo estaba justificada por medios pacíficos”.  Posteriormente en 1521 comienza sus escritos en los tres tomos magistrales titulados Historia General de las Indias que se prolongó hasta 1552.      


 Análisis de la Brevísima Relación de la Destruición de las Indias del Dominico Fray Bartolomé de las Casas, por Jesús Calderín.

Debo acotar antes de comenzar mi análisis que no intento plagiar ningún aspecto reseñado en el texto de la Brevísima, mas estoy sorprendido de las atrocidades que he podido leer con mucho detenimiento en dichos escritos. Las monstruosidades plasmadas por Bartolomé de las Casas son la muestra mas exacta de una realidad innegable que mancho de sangre un proceso brutal e inhumano. Un acto criminal que en boca de los europeos fue un acto de encuentro, un hermosos descubrimiento sin daños que lamentar mas que la perdida de muchos españoles que en calidad de exploradores (Boys Scouts), se adentraron en un mundo que para ellos no existía si no hasta que lo el Señor Colon lo DESCUBRIÓ.
No he podido impedir al leer el texto, que este hecho me afectara muchísimo, mas de lo que ya me a afectado en mi vida. Tales atrocidades deben ser analizadas no solo por aquellos que tenemos acceso a la información como estudiantes de historia, sino por cada uno de los venezolanos o mejor aun por cada uno de los latinoamericanos, que se venden ante otros países del mundo, cuando hemos sido saqueados, burlados, destruidos, humillados y en la mayoría de los casos extintos cultural y étnicamente. 
Me tomé el atrevimiento de introducir este breve comentario antes de mi análisis respectivo, en vista de que deseo transmitir mi ímpetu de rechazo absoluto al hecho de que una fecha tan cruel como el 12 de Octubre, sea considerado un día de amor y hermandad, cuando es un día de luto y desgracia al cual le debemos el 90% del subdesarrollo y la pobreza por el cual atraviesa la golpeada y desdichada Latinoamérica.


De la Destruición de las Indias
La brevísima relata los hechos que se suscitaron a lo largo de una serie de brutales encuentros de los españoles con los habitantes del territorio americano. Vale la pena destacar que para el momento de la llegada de Colon a territorio  americano la población ascendía a mas de 20 millones de almas, en muchos de los casos se habla de una mayor cantidad.
En los escritos de la Brevísima, de las Casas explica como de manera despiadada se acabó con la mayoría de los pobladores de la Española, dejando solo un número reducido de esclavos a los cuales ponían a trabajar sin descanso hasta morir. Este lamentable suceso se repitió una y otra vez sin clemencia alguna.

“En la isla Española, que fue la primera, como dijimos, donde entraron cristianos e comenzaron los grandes estragos e perdiciones destas gentes e que primero destruyeron y despoblaron, comenzando los cristianos a tomar  las mujeres e hijos a los indios para servirse e para usar mal dellos e comerles sus comidas […] Entraban en los pueblos, ni dejaban niños y viejos, ni mujeres preñadas ni paridas que no desbarrigaban e hacían pedazos”.[1]

Es si como poco a poco fueron acabando con todo lo que a su paso veían, sin piedad alguna, sin contemplación, a sangre fría y de la manera mas desalmada y aberrada. Como si estos seres no eran humanos, y es que para estos miserables europeos los aborígenes que poblaban la región centro americana eran tan solo animales.
Muchas más calamidades son descritas por Bartolomé de Las Casas a lo largo del texto. La matanza a mansalva de tantas vidas inocentes que recibían a estos seres del infierno con los brazos abiertos, para que luego estas bestias los reuniesen a todos y los masacraran en masa sin dejar a ninguno vivo.
Como negar la importancia que tienen estos escritos que Bartolomé de las Casas ha dejado como fuente de estudio  ¿Hubiese sido posible entender tal masacre de no haber escritos que lo avalen? ¿Por qué no? pues simplemente porque la mayoría de las culturas aborígenes no poseían una escritura que diera constancia de su existencia, mas que sus utensilios y en algunos casos alguno que otro pictograma. Y por esa razón para los invasores europeos era más sencillo borrarlos del mapa acabando con ellos y destruyendo sus instrumentos de trabajo, utensilios rituales, sus vestidos, y sus viviendas.
“Y se por sciencia que los indios tuvieron siempre justísima guerra contra los cristianos, e los cristianos una ni ninguna nunca tuvieron justa contra los indios, antes fueron todas diabólicas e injustísimas e mucho más que de ninguna tirano se pueda decir del mundo; e lo mismo afirmo de cuantas han hecho en todas las Indias”.[2]

En total desventaja se encontraban los habitantes de las regiones que fueron devastadas por el destructor y hostil huésped europeo. De las dos islas de Sant Juan y Jamaica, Bartolomé relata que de seiscientas mil animas, no quedaban en cada una ni doscientas personas. Esto explica que en las islas y países que conforman la América Central y el Caribe no queden para nuestros días culturas aborígenes, puesto que los criminales invasores acabaron con todas.
En la isla de Cuba saquearon los poblados y obligaron a los jefes de tribus a entregar todo el oro que poseyeran. Algunos preferían arriesgarse a tirar el oro al rio, antes que entregárselo ya que de todas formas sabían que morirían. Este era el espíritu que se  respiraba en el ambiente, un olor a muerte por donde pasaban estos asesinos y desalmados criminales, que mediante actos morbosos forzaban a todo aquel que se opusiera a entregar lo que se le pidiera. No obstante aun cuando lo entregaran de manera pacifica, violaban a sus mujeres y mataban a sus hijos sin pensarlo dos veces.


DE LA INVASION Y DESTRUCCION DE VENEZUELA
No se tiene precisión alguna de cuanto tiempo tenían los españoles causando estragos en la región suramericana. Si se comparte la teoría de que Colon se detuvo en el territorio antes de su partida a España en 1494, se esta de acuerdo con que esta devastación pudo haber comenzado mucho antes de lo reseñado por de las Casas. De hecho comenzó mucho antes, ya que Bartolomé indica en sus escritos “De la Costa de Las Perlas y de Paria y la Isla de la Trinidad” dentro de la Brevísima, que los españoles se encuentran causando “injusticias, injurias, agravios y desafueros…” desde el año de 1510, y si Colon llego a estas tierras en 1498 como lo indica el relato que comúnmente hemos escuchado durante años, quiere decir que fueron dos años mas de de matanza agregados a los diez de Bartolomé.
“Desde la costa de Paria hasta el golfo de Venezuela, exclusive, que habrá docientas leguas, han sido grandes e señaladas las destruiciones que los españoles han hecho en aquellas gentes, salteándolos y tomándolos los mas que podían a vida para venderlos por esclavos” [3]

Todas las costas que poseían perlas fueron destruidas. Los aborígenes habitantes de la región fueron utilizados como pescadores de perlas, forzados a trabajar de una forma que ni un animal merecía. Obligados a sumergirse durante todo el día, hasta que morían reventados producto de la falta de oxigeno, o en el peor de los casos  terminaban devorados por algún tiburón que rondaba la zona.
“Por la provincia de Paria sube un río que se llama Yuyapari, mas de docientas leguas la tierra arriba; por él subió un triste tirano muchas leguas el año de mil e quinientos e veinte y nueve con cuatrocientos o mas hombres, e hizo matanzas grandísimas, quemando vivos y metiendo a espada infinitos inocentes que estaban en sus tierras y casas sin hacer mal a nadie, descuidados, e dejó abrasada e asombrada y ahuyentada muy gran cantidad de tierra. Y, en fin, él murió mala muerte y desbaratóse su armada; y después otros tiranos sucedieron en aquellos males e tiranías, e hoy andan por allí destruyendo e matando e infernando las animas que al Hijo de Dios redimió con su sangra”[4]
                                                                  
No ha cesado aun el derramamiento de sangre que colma de luto las costas venezolanas. Han pasado ya treinta y un años desde que Colon pisó el territorio venezolano en la isla de Trinidad y la península de Paria, y parece que la muerte, la desolación y el desasosiego de las almas en pena que han logrado salvarse de la tiranía y del filo de la daga de la muerte, reinan ya un territorio que comienza a verse azotado por la maldición ibérica.
Bartolomé de las Casas, ha relatado los acontecimientos que presenció desde el primer momento en que llega al continente americano. Arrepentido está de haber participado de tal barbarie sin justificativo alguno. Ya no puede detenerse tales y brutales matanzas. Una nueva tiranía esta a punto de llegar al continente en busca de riquezas y tierras, y a cambio de obtenerlas dejara a su paso una estela de sangre en la región oriental de Venezuela. 

En el año de mil e quinientos e veinte y seis, con engaños y persuasiones dañosas que se hicieron al Rey nuestro señor, como siempre se ha trabajado de le encubrir la verdad de los daños y perdiciones que Dios y las ánimas y su estado rescibían en aquellas Indias, dió e concedió un gran reino, mucho mayor que toda España, que es el de Venezuela, con la gobernación e jurisdición total, a los mercaderes de Alemania, con cierta capitulación e concierto o asiento que con ellos se hizo. Estos, entrados con trecientos hombres o más en aquellas tierras, hallaron aquellas gentes mansísimas ovejas, como y mucho más que los otros las suelen hallar en todas las partes de las Indias antes que les hagan daño los españoles. Entraron en ellas, más pienso, sin comparación, cruelmente que ninguno de los otros tiranos que hemos dicho, e más irracional e furiosamente que crudelísimos tigres y que rabiosos lobos y leones. Porque con mayor ansia y ceguedad rabiosa de avaricia y, más exquisitas maneras e industrias para haber y robar plata y oro que todos los de antes, pospuesto todo temor a Dios y al rey e vergüenza de las gentes, olvidados que eran hombres mortales, como más libertados, poseyendo toda la jurisdicción de la tierra, tuvieron”.[5]

El 27 de Marzo de 1528, unos banqueros de origen alemán (los Welser), firman un contrato con Carlos V de España, a manera de arrendamiento de parte del territorio de las indias. Nada mas y nada menos le sede toda la parte que abarcaba desde la Guajira, pasando por Cabo de la Vela, hasta el oriente del país que comprendía Maracapana y el rio Unare. El contrato consistía básicamente en darles la libertad de conquistar, expandir y poblar el territorio, Fundar en dos años dos pueblos con trescientas personas (vecinos cada uno) y tres fortalezas. Ambrosio Alfinger, Nicolas Federman, Jorge Spira y Felipe de Hutten, eran los cuatro banqueros Welser que se embarcaron a las cosatas venezolanas para supuestamente ampliar el comercio y establecer colonias. 
  Llegaron al continente con ansias de devastar la región y tomar todo lo que en ella encontrase, nunca perdieron la perspectiva de su visita que era la famosa búsqueda del dorado. Tal cual como lo narra Fray Bartolomé en una de sus mas extensas narraciones de la Destruición titulado “Del Reino de Venezuela”, dentro de la Brevísima.  Poco a poco estos sanguinarios se fueron adentrando en el territorio atemorizando a toda población por la que atravesaron. Se establecieron en Coro y de allí fueron saliendo a sus expediciones a través de los llanos y las cordilleras hasta llegar a Bogotá.  Mataron y quemaron a los habitantes de la zona, tal cual como los españoles durante los últimos años de invasión, pero con mayor ponzoña que los otros.  
Estos disfrazados de comerciantes inocentes, solo eran unos ladrones que lograron hacerse con cargamentos de oro y otros bienes que no les pertenecían, para intentar posteriormente, darse lujos en Europa con tantas riquezas que estaban malditas y bañadas de sangre. Por suerte estos secuaces no vivieron lo suficiente como para disfrutar tales riquezas.  Tal cual como lo indica el Fray Bartolomé a estos salvajes no les importaba para nada cuantas vidas acabaron, mucho menos aun si no había autoridad alguna que los detuviese.

“Han asolado, destruido y despoblado estos demonios encarnados más de cuatrocientas leguas de tierra felicísimamente, y en ellas grandes y admirables provincias […] Han muerto y despedazado totalmente grandes y diversas naciones, muchas lenguas que no han dejado persona que las hable”.[6]   

¿Es esto a lo que los españoles y el resto de los europeos llaman encuentro de dos mundos? ¿Es esta barbarie la que nos enseñan desde niños en el colegio a celebrar con sombreritos con plumas poniéndole el ridículo nombre del día de la raza? Vale la pena hacerse todas estas preguntas y decirnos a nosotros mismos ¿Qué otra prueba necesitamos tener para entender que lo que se dio en América fue la matanza mas grande que haya podido presenciar el hombre? De hecho mas ninguna prueba nos hace falta.
“Con sólo esto quiero su infidelidad e ferocidad concluir: que desde que en la tierra entraron hasta hoy, conviene a saber, estos diez y seis años, han enviado muchos navíos cargados e llenos de indios por la mar a vender a Sancta Marta e a la isla Española e Jamaica y la isla de Sant Juan por esclavos, más de un cuento de indios, e hoy en este día los envían, año de mil e quinientos e cuarenta y dos, viendo y disimulando el Audiencia real de la isla Española, antes favoresciéndolo, como todas las otras infinitas tiranías e perdiciones (que se han hecho en toda aquella costa de tierra firme, que son más de cuatrocientas leguas que han estado e hoy están estas de Venezuela y Sancta Marta debajo de su jurisdición) que pudieran estorbar e remediar. Todos estos indios no ha habido más causa para los hacer esclavos de sola perversa, ciega e obstinada voluntad, por cumplir con su insaciable codicia de dineros de aquellos avarísimos tiranos como todos los otros siempre en todas las Indias han hecho, tomando aquellos corderos y ovejas de sus casas e a sus mujeres e hijos por las maneras crueles y nefarias ya dichas, y echarles el hierro del rey para venderlos por esclavos”.[7]

El Fray Bartolomé de las Casas abrió la puerta al descubrimiento de la verdad. Una verdad que mas tarde muchos otros escritores convirtieron en parte de la historiografía venezolana. Este hecho debe ser innegable para cada uno de nosotros, para lograr comprender los procesos históricos que hemos enfrentado para llegar a lo que somos hoy en día. El maltrato a nuestras regiones, la casi extinción de nuestros aborígenes, que eran los únicos merecedores de vivir en estas tierra. Todas estas y muchas más, son las pruebas mas grande y convincente de la culpabilidad que tienen los europeos de nuestra pobreza, de nuestros atrasos y de todos aquellos males que han azotado al continente desde hace ya 516 años de aquel devastador y maldito hecho que golpeó sin piedad al suelo mas virgen y sin igual que dios pudo crear en la tierra.
Los escritos de Fray Bartolomé causaron grandes reacciones en algunos sectores que sentían que se estaba haciendo lo correcto en las Indias. Tal es el caso del Papa Paulo III, quien se manifestó en el año de 1537 para la evangelización de los Indígenas, bajo la Bula Sublimis Deus. En esta Bula el Papa expresa que los indios son hombres y que merecen recibir la bendición de dios. Que no se puede utilizar excusas para matar a tantos seres humanos, que bien podían haber accedido a la fe si se les hubiese enseñado de buena forma. 
“en virtud de nuestra autoridad apostólica. Nos definimos y declaramos por las presentes cartas que dichos indios deben ser convertidos a la fe de Jesucristo por medio de la palabra divina y con el ejemplo de una buena y santa vida”  [8]         
Una última acotación quiero hacer antes de cerrar este breve análisis sobre la Brevísima Destruicion de las Indias de Fray Bartolomé de las Casas, y es una reflexión que me permito anexar arbitrariamente. Muy a pesar de haber pasado por todo este proceso destructivo y doloroso que mutilo de manera implacable al continente americano, aún me queda una incógnita, y es que a veces pienso: si a los centro y sur americanos nos ha amedrentado tanto y por tantos años, ¿es justo que los norteamericanos nos pretendan tratar y pisar tal cual como lo hicieron los europeos 516 años atrás?
La alienación, tal cual la planteaba Marx, de la clase obrera a la burguesía o clase domínate, no deben ser jamás las cadenas que nos amarren a la nación que pretende ser la única que prevalezca sobre la faz de la tierra.             



[1] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “De la isla la Española”
[2] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “ los Reinos que habían el la Isla Española”
[3] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “De la Costa de las Perlas y de Paria y de la Isla de la Trinidad”
[4] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “Del Rio Yuyapari”
[5] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “Del Reino de Venezuela”
[6] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “Del Reino de Venezuela”
[7] Fray Bartolomé de las Casas, “Brevísima Destruición de las Indias”, fragmento que trata “ Del reino de Venezuela”
[8] Papa Paulo III, Bula sublimis deus, 1537.




Referencias bibliográficas

De las Casas Fray Bartolomé, “Brevísima Relación de la Destruición de las Indias”, 1552.
Carlos V, Welser capitulación, contrato con la corona de Castilla, 1528
Jiménez G. Morella A, “la Esclavitud Indígena en Venezuela (siglo XVI)”, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1986. pp. 333.
Papa Paulo III, Bula Sublimis Deus, 1537.

Referencias Bibliográficas Consultadas

Valera Consuelo,Brevísima Relación de la Destruición de las Indias”, España, Editorial Castalia, 1999, pp.186.


3 comentarios:

  1. No es un resumen, amigo. Es una reflexión y como tal, una buena reflexión por parte del autor.

    A mi me funcionó, muchas gracias por dejar tus notas al servicio del público.

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